En artículos anteriores hablábamos sobre la importancia de los proveedores como colaboradores de nuestra empresa, concluyendo que en el esfuerzo compartido radica el crecimiento de tu marca y/o tu producto, convirtiéndose así en nuestro Socio de Negocio.
La relación existente entre tu proveedor y tú, debe ser sumamente clara y dirigida hacia un objetivo común en el que exista un “ganar-ganar” o dicho de otra forma realizar una correcta “cadena de gestión del suministro”.
La comunicación y la ecuanimidad son, una vez más, los ejes centrales del proceso de transformación de un proveedor en un socio de negocio, valioso para la estrategia, el éxito y el crecimiento de nuestra empresa. La instauración de una relación de colaboración, en lugar de una relación en la que el comprador adopte un papel dominante, nos ayudará a reforzar nuestra posición en el mercado.
La sinergia existente entre proveedor y empresa debe de ir encaminada a asumir ciertas responsabilidades que al final se verá reflejado a través de un producto o servicio, pero también es importante concertar ciertas exigencias de ambas partes:
Una empresa debe exigir:
Un producto o servicio de la calidad esperada
Puntualidad en las entregas
Precios competitivos basados en unos patrones de referencia
Buenas condiciones de pago, con condiciones satisfactorias para ambas partes
Fiabilidad: Tener claridad sobre lo más importante para nuestra empresa
Sostenibilidad: Haciendo referencia a planificaciones a largo plazo o a la utilización de materiales o servicios sostenibles, según nuestro sector de actividad.
Cumplimiento de las normativas vigentes.
Sin embargo es importante también cumplir determinados criterios con respecto a ellos, para poder sacar el máximo provecho a la relación productiva:
Conocerlos: Visitar sus instalaciones, conocer su maquinaria y su proceso de producción para extraer lo mejor de sus competencias. Cerciorarnos de que conocemos sus limitaciones para evitar expectativas poco realistas.
Planificar nuestras necesidades con antelación: No sólo ayudará al proveedor y permitirá las compras de volumen; también generará economías de escala para ambas partes.
Concretar lo que queremos: Poner por escrito nuestras especificaciones y ofrecer unos plazos de entrega adecuados para que los proveedores puedan recabar todos los recursos necesarios para atender nuestros pedidos.
Verificar: Verificando lo que enviamos y lo que recibimos (especificaciones, productos, servicios o facturas) evitaremos decepciones, devoluciones de mercancías y malos entendidos.
Pagar con puntualidad: Con ello no sólo promovemos el respeto y la confianza entre nosotros y nuestros proveedores sino que, además, podemos acrecentar su buena voluntad y promover futuros descuentos.
Revisar y ajustar: Una revisión anual de la tendencia de los resultados teniendo en cuenta todos los parámetros como, por ejemplo, la puntualidad de las entregas, la tasa de devoluciones, los artículos con desperfectos, etc., permitirá a los socios comerciales pulir la estrategia y mejorar las directrices actuales.
Una relación comercial productiva basada en la comunicación, la transparencia y la lealtad conlleva recompensas mutuas y ayuda a las empresas a disfrutar de una ventaja competitiva.
A partir de la concordancia que tengamos con nuestros proveedores podremos ser flexibles y actuar con velocidad para atender a las respuestas de un mercado cambiante, e ir conforme a las necesidades y expectativas de los consumidores, contribuyendo con una percepción favorable de los clientes para ambas empresas.
Texto realizado por Agasys S.A. de C.V.
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